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Es la imagen más emblemática de la Semana Santa de Medina del Campo, y la primera imagen titular de la Archicofradía de su mismo nombre. Son muchos los testimonios de veneración que siempre se han profesado, hasta el punto de elegirla patrona y alcaldesa perpetua de la villa.

Ocupa el lugar presidencial del retablo mayor de su capilla en la colegiata, donde fue encumbrada de nuevo en 1749.


Responde a una tipología muy extendida en Castilla a mediados del siglo XVI; sujetando el cuerpo de Jesús sobre sus rodillas; la principal diferencia radica en el mayor tamaño del Cristo buscando el realismo en la escena. Esto obliga a María a cruzar su brazo para sujetarlo por el costado. También es característico de este momento la forzada torsión del brazo de Jesús, que se apoya desencajado sobre el manto.

A falta de otros testimonios documentales, se puede considerar que la escultura se encargaría al crearse la cofradía. La noticia más antigua que se ha localizado data de 1.567 y el análisis estilístico no parece desmentirlo.

Tampoco existen datos que permitan con seguridad conocer al autor. Se reconoce la influencia de Juan de Juni y la posibilidad que se deba a un escultor del círculo de Juan Picardo (vecino de Peñafiel en 1567 y de Medina en 1541 participando en el retablo mayor de la Colegiata).

La imagen ha tenido intervenciones posteriores cuyas consecuencias son los ojos de cristal en la Virgen y el arreglo de la mano derecha del Cristo. Conserva una magnífica policromía con variedad de estofados en las telas.

En el año 2006 se procede a una restauración completa de la imagen.

Imagen de la Virgen antes y después de su restauración.

Esta imagen protagoniza la “Procesión del Viernes de Dolores”, acompañada por sus cofrades, autoridades y pueblo fiel como una procesión popular y organizada por la Archicofradía. Sin duda la más solemne y con más devoción para los cofrades de la misma. Esta procesión se realiza al terminar la Eucaristía por los Difuntos de la Archicofradía.

Anteriormente, se celebra un solemne novenario en el que se imponen los escapularios a los nuevos cofrades, se realiza una ofrenda floral y un besamanos.

Como manda la tradición desde que la Virgen de las Angustias fue elegida como Patrona y Alcaldesa Perpetua de la Villa, este día el alcalde cede el bastón de mando al Presidente de la Archicofradía para que la Virgen lo luzca durante el recorrido procesional ante la mirada de sus devotos.

La colocación del bastón de mando es realizada por un cofrade que lo realiza con total devoción, respeto y honor.

Así mismo, el Viernes Santo participa junto con el resto de Cofradías y Hermandades de la Villa en la “Procesión del Silencio”, ocupando su lugar en la representación procesional de la pasión y muerte de Cristo.

La Virgen lleva un manto en forma de capote de grandes dimensiones de terciopelo negro con puntilla dorada y totalmente bordado con motivos florales.